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Elio de Angelis y la historia del piloto cuya muerte cambió los estándares de seguridad de la Fórmula 1

Elio rechazó ir a Ferrari y fue el “último caballero” de la Máxima, reemplazó a Carlos Reutemann en Lotus, donde fue compañero de Mansell y Senna. 

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Elio de Angelis nació en el seno de una familia rica en Roma y podría haber tenido una vida llena de lujos y sin preocupaciones, pero el italiano eligió sacrificarse por su amor al automovilismo, y pudo llegar a la cúspide de este deporte. 
Sus modales de la nobleza italiana, la elegancia y educación, muchas veces contrastaron con un ambiente que le fue hostil. Aunque nunca se rindió, fue un gran compañero y mostró sus dotes de pianista en la única huelga de pilotos de la Fórmula 1. 
Fue un ganador natural y solo la muerte en un accidente truncó la trayectoria del que se  consideraba el último caballero de la Máxima Categoría.

Su vida

Elio de Angelis nació un 26 de marzo de 1958 y heredó la pasión por la velocidad de su padre Giulio, que era dueño de una exitosa empresa de construcción y despuntó el vicio corriendo en lanchas en las que ganó varios campeonatos. 
Pero Elio se inclinó por los autos, luego de demostrar que también era un buen jugador de tenis y un excelente esquiador.

A sus 14 años empezó a competir en la categoría de karting y compartió la pista con otro chico que años más tarde también llegó a la F1, el estadounidense Eddie Cheever, a los 17 años se consagró como subcampeón mundial detrás del belga François Goldstein en la categoría de 100 cm3. 
En 1976 fue campeón europeo y al año siguiente se fue a la Fórmula 3 Italiana y llego a ser campeón manejando un monoplaza Chevron y luego al volante de un Ralt.

En el ambiente lse o empezó a mirar con desconfianza. El heredero de la fortuna de una de las familias más ricas de Italia se destacó en un mundo hecho para los hombres “duros” como el automovilismo. “¿Cómo era posible?”, se preguntaron sus detractores. Pero había algo más y esa respuesta estuvo en que era joven, atractivo, y de manos refinadas, que en los eventos sociales despertaba suspiros entre las mujeres cada vez que se sentaba a tocar el piano.
“No importa cuánto dinero tengas, cuando te metes en el coche estás tú solo”, afirmaba en eso tiempos el italiano. Estuvo en lo cierto, en lo deportivo dejó claro que no había llegado solo por el apoyo financiero de su padre. Demostró sus grandes condiciones y en el año de 1977 le echó el ojo Giancarlo Minardi, que recuerda: “Seguí, como siempre he hecho con todos los pilotos, a Elio desde las primeras carreras en los karts y luego en la F3. Puse toda mi experiencia a disposición y con mi escudería, la Everest, lo llevamos a pelear y ganar el campeonato italiano de Formula 3″.

“Elio fue un gran piloto y solo la mala suerte no le permitió mostrar todo su talento, como hombre era un chico educado, sensible, muy inteligente y siempre alegre”, agrega el histórico team-manager de Faenza. Su escudería estuvo 20 años en la máxima categoría entre 1985 y 2005.

Pero Minardi no fue el único. Desde Maranello también le vieron pasta y alguien que tuvo un ojo clínico para “marcar” talentos fue Enzo Ferrari. “Recuerdo el día en que tras probar la Ferrari de F1 en Fiorano, con un resultado excelente, a pesar de una larga negociación con el ‘Commendatore’ Enzo Ferrari, se negó a firmar un contrato que le vincularía a Maranello. Podría haber sustituido a Gilles Villeneuve tras su accidente de Japón (1977)”, reveló Giancarlo.

Aquel año Elio de Angelis también corrió en la Fórmula Aurora, que era una categoría inglesa con coches de F1 en desuso, en la que ganó el argentino Ricardo Zunino, quien también llegó a la Máxima. Además, Elio ganó el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 3 y el equipo Shadow de F1 le dio una prueba en septiembre. Sus registros fueron tan buenos y se ganó un lugar como piloto titular para 1979.

La llegada al gran circo

Debutó en la F1 en el gran premio de Argentina y consiguió llegar en el séptimo lugar con un auto que era poco competitivo. Durante toda la temporada mostró su condiciones y temple, aunque en ocasiones tuvo excesos como en Bélgica, donde se llevó puesto al Alfa Romeo de su compatriota, Bruno Giacomelli

Pero los dueños de los otros equipos vieron su gran potencial, entre ellos Colin Chapman, propietario de Lotus, que para el año 1980 tuvo que buscar un sustituto de Carlos Reutemann, que rescindió su contrato y se fue a la escudería Williams.

En el gran premio de Brasil fue segundo, pero podría haber sido el ganador más joven de la historia, ya que en ese momento tenía 21 años con un auto que no era de punta, como el Lotus 81. 
El ingreso del Nigel Mansell elevó la vara, pero en los dos primeros años el italiano fue mejor que el inglés y en esa segunda temporada juntos, en 1982, Elio logró ganar el gran premio de Austria y obtener su primera victoria en la F1 y con una diferencia de 0,5 segundos contra el finlandés Keke Rosberg de Williams, en uno de los finales más cerrados de la historia. “Rosberg estaba segundo y se puso por el lado interno. Pensé que tenía que hacerlo a toda costa: lo bloquee en todos los sentidos, no podía pasar”, reconoció en charla con Autosprint. Ese triunfo cortó 4 años sin victorias para la escudería de Colin Chapman, su histórico dueño.

En enero de ese año, en la previa al gran premio de Sudáfrica, se realizó la única huelga de pilotos en la fórmula 1 que fue encabezada por Didier Pironi y Niki Lauda, reclamando mayores libertades para poder negociar contratos y para poder hacer declaraciones en los medios. En la medida de fuerza los corredores se amotinaron en un hotel, durmieron sobre colchones en un salón y para pasar el rato Elio De Angelis tocaba el piano para sus compañeros.

El ingreso de los motores turbo de Renault no dieron buenos resultados a la escuderia Lotus en el año 1983, pero en 1984 el coche respondió y fue el mejor detrás de McLaren que con Niki Lauda y Alain Prost definieron el campeonato. Elio llego a ser tercero  superando a los corredores de las escuderías Ferrari, Williams y Brabham. Al año siguiente repitió victoria, en Imola, sede del GP de San Marino, pero fue tras la exclusión de Prost. En esa temporada tuvo como compañero a Ayrton Senna, que logró dos triunfos y el italiano se fue a Brabham porque entendió que el brasileño recibía más atención del equipo.

Su muerte cambió la historia

En el año de 1986 pasó a manejar el monoplaza Brabham BT55 que tenia un diseño radical con una sección transversal muy baja, obra del genio Gordon Murray

Ese coche fue la base del McLaren MP4/4, el auto más exitoso de la historia, que obtuvo 15 triunfos sobre 16 en el año de 1988 en el inicio del duelo de Alain Prost vs. Ayrton Senna

El 14 de mayo se hizo una prueba privada de neumáticos en el Autódromo de Paul Ricard, en Francia, donde perdió la vida. “Me lo encontré en Montecarlo el domingo por la mañana a lo largo del puerto y nos consolamos mutuamente por su falta de clasificación y la de mis dos pilotos en la carrera. 
Fue la última vez que hablamos y Elio me dijo ‘el martes voy al Paul Ricard a probar el Brabham en lugar de Riccardo Patrese, que me dejó su asiento para ver si encajo en este auto’. Lamentablemente el martes una falla técnica en su monoplaza causo un fatal accidente para Elio de Angelis”, asegura Minardi.

La falla a la que hace referencia Minardi fue la rotura del alerón trasero en plena recta, lo que hizo que el auto tuviera carga aerodinámica (aditamentos para que el coche se pegue más al asfalto) en las ruedas traseras, De Angelis perdió el control y dio tres vuelcos. 

El coche se incendió inmediatamente e intentaron rescatarlo sus compañeros Alan Jones, Nigel Mansell y Alain Prost, pero no pudieron lograr. 

Como fueron entrenamientos no oficiales, el dispositivo de seguridad fue muy pobre y hasta los mecánicos llegaron a pie al lugar y sin indumentaria para incendios y con pantalones cortos. 
Los bomberos demoraron en arribar y lograron dar vuelta el Brabham y sacarlo a De Angelis, pero el helicóptero tardó media hora en aparecer. Elio solo tuvo una fractura en la clavícula, leves quemaduras en la espalda y diversas contusiones lumbares, aunque por la falta de atención en tiempo y forma, Elio murió al día siguiente, con 28 años, asfixiado por el humo que aspiro de su auto en llamas.

Gracias a este accidente se cambiaron los estándares de seguridad para cualquier evento de F1 que se desarrolle en un autódromo: fue obligatoria la presencia de un helicóptero y la cantidad suficiente de bomberos para que estuviesen cerca de los diversos sectores del circuito. 
También los rescatistas, que en el caso de De Angelis, si el fuego se hubiese extinguido pronto, podrían haber dado vuelta rápido el auto y sacado al piloto antes de que inhalara el humo. “Hoy en día la gente se enoja porque el helicóptero no ha llegado para las pruebas, sea cual sea la razón, y no se puede comenzar sin él. 

Necesitan ver lo que pasó ese día. Así no se enojarán”, sentenció años más tarde el diseñador John Barnard en diálogo con Motorsport, por lo que la tragedia de De Angelis, sirvió para mejorar la seguridad y salvó vidas.

Elio de Angelis fue un verdadero profesional, llegó a la F1 y fue uno de los mejores pilotos de su época. Y dejó una reflexión: “Mi padre a menudo me pregunta por qué tomo los caminos más complicados para llegar a mis metas. Nunca se lo he dicho a la cara, pero es porque descubro que el placer es aún mayor de esa manera”.

Fuente: infobae

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